1. Prestarle un libro a un amigo y que tu amigo, meses
después, no sepa dónde está. Te quedas sin libro y sin amigo, por supuesto.
2. Llegar a la consulta del médico. Tener doscientas
personas delante. Haberte olvidado tu libro en casa.
3. Que alguien te intente dar conversación mientras ESTÁS
LEYENDO tu libro. Que encima el borde seas tú.
4. Saber que tu libro favorito será convertido en una
película. Saber que será horrible.
5. Que ese libro que empezó tan bien tenga un final que no
está a la altura.
6. Que el autor mate a uno de tus personajes favoritos.
7. Descubrir que se te abrió el bote de crema solar en la
mochila. Y que tenías un libro al lado.
8. Que alguien te cuente el final del libro que acabas de
empezar a leer.
9. Tener que
responder a cuál es tu libro favorito.
10. Dejarle un libro a un amigo… ¡y que no le guste!
11. Volver a leer un
libro que te encantaba… y descubrir que en realidad es bastante malo.
12. Romper con tu pareja y descubrir que aún tiene varios de
tus libros.
13. Mudarte (con todos tus libros, claro).
14. Acabar un libro que te estaba encantando.
15. No poder quedarte
en casa leyendo porque tienes que ir a trabajar, a la boda de un familiar o
comprar comida para no morir de inanición.
16. Sobrellevar el día siguiente a la noche de leer “solo un
capítulo más” y acabarte el libro.
17. Comprar un libro online y que no llegue la fecha en la
que te dijeron que llegaría.
18. Estar a punto de enamorarte y que el sujeto en cuestión
te diga “No me gusta leer”.
19. Saber que tendrás que comer pasta dos semanas seguidas
nada más entrar en la librería.
20. Viajar en un autobús. ¡Y tener que parar de leer porque
empiezas a marearte!
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